martes, 3 de junio de 2008

Diamante mandarín

Los Diamantes Mandarines (Poephila guttata castanotis) son originarios de Australia y del archipiélago de la Sonda más conocido como Islas Timor (Indonesia); prefieren vivir en zonas boscosas o en grandes llanuras de césped con bastante espesura, aunque pueden adaptarse a los terrenos áridos con algún árbol ó matorral donde se puedan refugiar.

El mandarín es un ave sedentaria que vive en grupos muy numerosos anidando normalmente en colonias. No obstante, también es un ave que se adapta bien a ambientes más secos, tipo semideséricos, por el gran aguante sin beber que tienen estos animales. En libertad construye un nido voluminoso principalmente con hierbas y con forma de botella, con entrada en forma de túnel. Es un pájaro pequeño y fuerte, rápido en los movimientos y de carácter alegre.

SUBESPECIES

Podemos diferenciar dos subespecies, que más adelante veremos como se diferencian; la subespecie P. guttata guttata se encuentra en las Islas Menores de la Sonda (Timor y otras), localizas en Indonesia; éstos son más pequeños y más menos exactamente iguales en cuanto al dibujo respecto a la otra subespecie, P. guttata castanotis (el mandarín más habitual), que se encuentra en toda Australia excepto las zonas lluviosas de la costa (Nueva Gales del Sur y Victoria).

El diamante mandarín obtiene su nombre del dibujo en forma de cebra que tienen los machos desde el pico hasta la barra centrar, así como el dibujo de la cola. En Australia son llamados frecuentemente "Mandarijntjes" debido a las mejillas redondas y castañas que también tienen los machos.

CONOCIMIENTO DE LA ESPECIE

Alrededor del año 1800, se descubre el primer Diamante Mandarín, tras lo cual, en 1805 se ven los primero mandarines en Europa, concretamente en París. No obstante, el diamante mandarín fue criándose hasta alrededor del año 1900, en el que se muestra en las exhibiciones en general. Concretamente, se habla de que el diamante mandarín se introdujo en la avicultura un poco más en serio, alrededor del año 1860, casi al mismo tiempo que el periquito barrado. El que se haya criado durante tantos años ha dado lugar a que aparezcan y se estabilicen numerosas mutaciones de color. La primera mutación, el blanco, apareció en 1927 en Australia. Desde entonces su número ha aumentado espectacularmente.

ASENTAMIENTO EN EUROPA Y MUTACIONES

En 1940, ya había una gran cantidad de mandarines en Europa, debido en parte a la importación masiva desde Australia. Ya entonces aparecen más mutaciones, como bruno y pingüino, y es en 1965, en los Países Bajos, cuando se crea el primer club exclusivo de mandarines.

ELECCIÓN DE LA PAREJA

El primer paso en el proceso de cría de los Diamantes mandarines radica en la elección de una buena pareja. Consistirá en adquirir o seleccionar un macho y una hembra que estén sanos y que posean buenas cualidades para aquellos caracteres que nosotros queramos seleccionar.
Para elegir el macho tendremos que asegurarnos que sea activo, que tenga buena coloración en las mejillas y en el pecho, que tenga un buen tamaño, y que cante con energía moviendo al mismo tiempo la cabeza. Como mejores sean éstas características más rápidamente gustará a la hembra y antes entrará en celo.

Para elegir la hembra deberemos fijarnos también en su grado de actividad, (seleccionando aquella que sea más activa), a la pureza de la coloración, y a la atención que presta al macho cuándo éste la corteja.

Deberemos evitar los emparejamientos entre individuos muy próximos (entre hermanos) porqué disminuimos la variabilidad genética y favorecemos la presencia y actuación de mutaciones deletéreas o letales. Es recomendable cruzar individuos de parentesco lejano para obtener gran variabilidad y que la descendencia sea fuerte y esté mejor adaptada.

Afortunadamente éste proceso de emparejamiento resulta bastante sencillo.

APAREAMIENTO

Después de la elección de la pareja deberemos esperar a que el macho y la hembra entren en celo y acaben copulando.

Si hemos adquirido una pareja que ya estaba hecha, sabremos del cierto que se gustan y tendremos bastante de adelantado.Si hemos adquirido el macho y la hembra por separado, deberemos esperar a que se acostumbren el uno al otro. Para hacerlo podremos utilizar una jaula de cría con separador, en la que pondremos solos a los dos individuos para que sólo tengan contacto visual. Observaremos que a los 10-16 días el macho empezará a cortejar a la hembra con sus magníficos cantos. Entonces habrán entrado ya en celo.

Deberemos juntarlos (quitando el separador) y esperaremos a que el macho fecunde a la hembra.

Veremos como el macho intentará montar a la hembra todo persiguiéndola por la jaula, y cómo ésta, al final, se detendrá y separará la cola en abanico a la espera de que el macho se le ponga encima para copularla (ver vídeo más abajo).

La unión dura apenas unos segundos. Posteriormente ambos se limpiarán las plumas y gorgojearán reposadamente.

Normalmente la cópula se produce a primeras horas de la mañana y al atardecer, cuando el entorno suele estar tranquilo.

Para acelerar el proceso, podemos suministrar vitamina AD3E, que estimulan a los individuos para que se apareen.

CONSTRUCCIÓN DEL NIDO

Pasados algunos apareamientos, instintivamente, el macho y la hembra empiezan a buscar materiales para construir el nido.

En la naturaleza recogen todo tipo de palitos, hojas secas y frescas (éstas proporcionan humedad), tallos de plantas, plumas, etc. Cualquier tipo de material les sirve para acolchar su habitáculo.

En nuestro caso, deberemos introducir en la jaula aquellos materiales que ellos mismos no pueden recoger del exterior. Les podemos proporcionar pelo de cabra (se vende en tiendas), pelo de coco (también se vende o lo podemos extraer de los cocos), algodón (cortado en hilitos para evitar que se enreden), ramitas, papel higiénico (cortado a tiras pequeñas), etc. Ellos mismos muchas veces se arrancan plumas para utilizarlas en los cimientos.

Con todo esto, los diamantes (macho y hembra) amoldarán el interior del nido para estar más cómodos y poner los huevos.

Es muy importante que una vez pongan los huevos, cortemos el suministro de material de nido, porqué pueden cubrir, sin querer, los huevos cortando así la incubación.

El nido que nosotros debemos instalar en la jaula (el más recomendado) para que ellos lo “amueblen” y pongan los huevos, debe ser de caja, con unas dimensiones aproximadas de 10-13 cm. de alto x 10-13 cm. de ancho y x 10-13 cm. de fondo. Debe tener un orificio de acceso con una percha en la entrada.

LA PUESTA

Una vez fecundada y tras haber preparado el nido, la hembra empieza a poner de 1 a 8 huevos. Mayoritariamente expulsa los huevos, uno a uno, a primeras horas de la mañana, cuándo todo reside tranquilo y la paz reina en el entorno.

Normalmente tarda unos 3-4 días en ponerlos todos (esto dependerá de la cantidad que tenga que poner). Pasados estos días, empezará la incubación.

Los huevos son de color blanquecino y miden aproximadamente unos 15 mm.
Durante el proceso de incubación, el zigoto (fruto de la fusión entre la ovocélula y el espermatozoide) empieza a dividirse para formar el polluelo. Para que esto pueda suceder, los huevos han de estar calientes y se consigue con el calor que el individuo (macho o hembra) proporciona cuando está encima del huevo.

Durante la incubación deberemos molestar lo menos posible a la pareja, para que no dejen de banda a los huevos y se interrumpa el desarrollo.

A lo largo del proceso, tanto macho como hembra se turnaran los papeles y alternaran los periodos de incubación.

EL NACIMIENTO DE LOS POLLUELOS

Pasados unos 12-13 días desde el inicio de la incubación, observaremos cómo algunos de los polluelos que residían dentro del huevo, rompen su cáscara (que antes les protegía) y tienen su primer contacto con el medio exterior.

Es el momento más emocionante de todo criador.

Los polluelos no dotan de gran belleza, pero su tamaño tan reducido les da un toque pintoresco y tierno.

Durante los dos primeros días de vida, no aceptan el alimento de los padres, pues se nutren de los restos de vitelino almacenados en sus buches. Cuándo las reservas se agotan emiten un sonido característico que atrae a los padres para que proporcionen comida.

La comida que los polluelos ingieren está formada por el alimento que los padres han recolectado y triturado que mediante regurgitaciones es llevado a sus picos.

Durante ésta etapa, es recomendable proporcionar lechuga cortadita a los padres para que ceben mejor a las crías y el alimento esté más húmedo y mejor triturado.

ALIMENTACIÓN DE LAS CRÍAS

Justo acabadas de nacer, las crías mantienen adherido el vitelino de la yema del huevo. Esto les aporta proteínas e hidratos de carbono para poder sobrevivir los dos primeros días. Después deben ser alimentados por los padres, ya que si no lo hacen, mueren de hambre.

Para llamar la atención de los progenitores y que les traigan comida, emiten un ruidito parecido al de un “aspersor”. Esto significa que tienen hambre y que necesitan comer.

Los padres, les regurgitan el alimento que ellos previamente han ingerido y triturado en sus mollejas.

Normalmente éste alimento es una papilla formada por una variedad de semillas, pasta de cría, agua, y aportaciones extra de calcio (ver vídeo más abajo).

Las crías, poseen también unas grandes bolsas de reserva llamadas buches que les permiten almacenar la comida e ir utilizándola a medida que la necesiten.

Es recomendable, que durante éste proceso de alimentación sirvamos a los pájaros lechuga troceada y lavada, cosa que favorecerá el ablandamiento de las semillas en las molleja de los padres, y les dará un grado de humedad óptimo.

Entre los 4-8 días de nacimiento es cuándo debemos anillar a los polluelos. Para saber como se hace, visita el apartado de anillado.

SALIDA DEL NIDO

Cuando ya tengan entre 17 y 20 días de vida, empezaremos a notar cierta inquietud en las crías. Sus huesos ya estarán bien formados, y sus músculos necesitarán ser activados. Dentro del nido se darán los primeros aleteos, y las primeras carreras. Entonces, el más espabilado de todos será el primero en asomarse al agujero de la morada y esperará ansiosamente el momento en el que esté ya preparado para saltar.

Mirará el entorno, con prudencia, sacará más el cuerpo y finalmente con un saltito y con torpeza bajará al fondo de la jaula.

Fuera del nido será muy vulnerable, y sabiéndolo, se arrinconará a la espera de más comida.
Poco a poco, cuándo vaya cogiendo más confianza en ella misma empezará a saltar de palo en palo, abrirá sus alas, hará sus primeros vuelos y finalmente se desenvolverá con soltura por dentro de la jaula.

Uno a uno, los polluelos, irán saliendo del nido, actuando bajo mando instintivo.

APRENDIZAJE

Una vez ya han salido por primera vez del nido, las crías, empiezan a copiar todo aquello que observan de sus padres. Siempre intentan estar cerca de ellos para repetir sus movimientos.

Saltan de rama en rama, se suben a los bebederos, se meten en los comederos, se agarran a los barrotes de la jaula, realizan sus primeros vuelos rápidos, y poco a poco van ganando agilidad.
Al mismo tiempo, empiezan a picotear todos los objetos de la jaula. Con sus picos pelan sus primeras semillas, aprenden a beber agua, cortan pequeños trozos de lechuga o de papel, arrancan pelos del nido, etc. Con esto ejercitan los músculos que sujetan el pico. Van obteniendo más fuerza.

Durante ésta etapa los padres siguen alimentando a las crías. Ellas no pueden valerse aún por si solas.

Si separáramos ahora la prole de los progenitores podríamos provocar la muerte de las crías debido a que no están preparadas para sobrevivir sin ayuda.

EMANCIPACIÓN

Con el tiempo, nuestras crías se van haciendo mayores. Les cambian bastantes caracteres morfológicos.

Podemos observar como la coloración del pico varia del negro inicial, a colores más anaranjados.
Si se trata de un macho, el color final del pico será el rojizo, y si se trata de una hembra, el color final será anaranjado. Cuándo nosotros observemos que el pico de las crías se vuelve rosita naranja, podremos afirmar que el momento de la emancipación se está acercando.

También el plumaje sufre una serie de variaciones, en las que poco a poco, el individuo se va pareciendo más a un adulto. Sufren mudas, en las que caen las primeras plumas y salen de nuevas. Éstas formarán parte del plumaje final.

En los machos empiezan a salir las manchas naranjas en las mejillas, y aparecen las bandas negras en el pecho.

A partir de los 2 meses de edad, las crías ya son maduras sexualmente, pero no es recomendable separarlas hasta los 6 meses, ya que pueden aprender más cosas por lo que serán más fuertes y sanas.

1 comentario:

Kabookmq dijo...

Los pequeños nidos de los pinzones son tan fragiles que en tormentas la mayoría queda sin hogar. No me imagino lo duro que lo deben pasar. diamante mandarin